The Edge Of Glory. Capítulo 12

Capítulo 12. Lexi.

La quimera avanzó con pasos cautelosos al principio. Las flores quedaban aplastadas a su paso. Su mirada dejaba ver un solo sentimiento, rabia. Gruñó. Dejó ver su hilera de finos y afilados colmillos. Su cuerpo sufría espasmos continuos. Algo propio de esos seres. El odio con el que fueron creados se apodera de ellos y los hace perder el control. Sabía que tenía que actuar.
-Ahora o nunca.
Su rápido movimiento no me desconcertó. En cuanto iba a alcanzarme con sus garras salté sobre ella. Giré sobre mí misma y caí sobre mis talones.  Lo mandé hacia el otro lado del claro sin penas esfuerzo usando mi don. Se dio un golpe seco contra un tronco. Casi lo parte por la mitad. Se volvió hacia Byron. Apenas se había movido desde que apareció la quimera.
Ésta empezó a correr hacia él. Intenté volver a mandarla lejos de él pero, mi don no funcionó. Me interpuse en su camino y recibí yo el golpe. Salí en dirección a un árbol cercano, cuyas ramas y hojas me arañaron y dejaron su marca por todo mi cuerpo. Sin atender al dolor, volví junto a ella y saqué la daga que tenía guardada. Era pequeña. El metal brillaba reflejándolo todo. Apunté hacia ella y se la clavé en un costado. La bestia gimió de dolor y me devolvió un golpe en la cabeza.  La quimera desapareció entre los arbustos cercanos. Fui a levantarme pero, un dolor agudo me frenó.  Caí de rodillas en el suelo. Me agarré la cabeza con las manos y me hice una bola en el suelo para intentar calmarlo. Noté la sangre brotar de mi labio inferior. Estaba mordiéndomelo para evitar gritar de dolor. Byron se acercó a mí corriendo en cuanto no pude contenerme más. Sus brazos me rodearon.
-Lexi, ¿qué pasa? ¡Me estás asustando!
Y así, sin más, desapareció. Mis músculos estaban agarrotados. Varias lágrimas se habían precipitado por mis mejillas. Byron las apartó con el dorso de su mano. Luego, me cogió en brazos y se dirigió a su coche lo más rápido que le permitieron sus pies. Lo último que percibí antes de desmayarme fue el ruido del motor del coche arrancando.
****
Izan.
Lancé de nuevo la manzana. Dio varias vueltas en el aire antes de que volviera a cogerla. Llevaba haciendo lo mismo más de diez minutos. Estaba en un banco fuera del instituto observando a los demás hacer de todo un poco. Algunos corrillos de chicas hablaban junto a las escaleras de entrada, otros chicos jugaban al baloncesto en la cancha, varios profesores tomaban un café con donuts en la cafetería de en frente…y yo, jugaba con una manzana.
Algo llamó mi atención. Vi a una chica aparecer por la parte de atrás del instituto. Parecía que le costaba andar. Intenté ver quién era pero, desapareció rápidamente de mi campo de visión.
Volví a centrar mi atención en la manzana. Estaba cansado. La arrojé hacia el otro lado de la calle, justo en el momento en el que un coche paraba en medio de la trayectoria de mi manzana. Rebotó en el cristal y el conductor se bajó. Temí que viniera enfurecido hacia mí, aunque, pareció no haberse inmutado de la manzana. Distinguí a Byron cuando cerró su puerta y se apresuró al asiento del copiloto. Me preocupé menos por habérsela arrojado, es más, me alegré de haberlo hecho. “Ojalá le hubiera dado en la cabeza” Pensé y me eché a reír por lo bajo.
Seguí sus movimientos mientras abría la puerta del copiloto. Parecía que había algo o alguien dentro pero, no logré ver bien ya que su espalda lo ocultaba. Me incorporé para conseguir tener una mejor visión y lo que vi hizo que me hirviera la sangre. 
-¡Byron!-Grité corriendo hacia él. Tenía agarrada a Lexi por la cintura, ya que ella parecía no poder sostenerse en pie por sí misma. Su cabeza estaba inclinada y el pelo le tapaba la cara.
Me agaché a su lado y le aparté los mechones de pelo. En su cara había arañazos por todos lados. La sangre me hervía. Levantó un poco la cabeza y me miró con ojos lastimeros intentando esbozar una sonrisa.
-¡¿Qué coño le has hecho?!
-¿Yo? ¡Tú eres idiota! ¿No?-Lexi se zafó de su agarre. Sus piernas temblaban un poco pero, se mantenía en pie.
-No fue él. Soy una patosa eso es todo.-Lexi hablaba apenas en un susurro.
-¿Patosa? Lexi, estás llena de cortes. Como le hayas puesto una mano encima te juro que…-Agarré a Byron por el cuello de la camiseta.
-Ni me toques.-Se retiró y le pasó un brazo a Lexi por los hombros.-Vamos a la habitación.
Intenté que soltara a Lexi pero, ella misma se apartó de mi mano. Me quedé allí, colgado.  Viendo como la chica de mis sueños se marchaba con el tío al que más odiaba.

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