The Edge Of Glory. Capítulo 11

Capítulo 11. Lexi.

-No, en serio, me alegro mucho por vosotros, de verdad pero, una cosa que me he fijado… ¿Izan no llevaba antes un colgante?- “¿Un colgante? Ah, sí. El de Eve”
-Sí, ¿por qué?
-Me ha extrañado no vérselo puesto. Como siempre lo lleva ahí colgado… ¿Sabes si lo ha tirado o algo?
-Pues ni idea.-La verdad que ahora mismo, sentía curiosidad por el paradero del colgante.
-Era de ella, ¿no?-Asentí.-Uf, aquí me huele a lío amoroso del bueno. Si sabes dónde lo ha dejado dímelo nena, yo te ayudaré a comértelo a besos o a matarlo.-Se rió ante su comentario y cerró los ojos para dormirse.
Saqué de mi bolsillo mi reproductor de música y me tumbé en la cama. Sabía que iba a tardar en dormirme pero, eso no me preocupaba.
****
-Venga, déjame ir contigo.
-Lo siento Byron pero no. Además, ¿para qué quieres venir?
-Me gustaría verte, eso es todo.
Cogí mi bandeja con la comida y me dirigí a una mesa alejada. No veía a Georgia, así que seguí buscando. Byron seguía pegado a mí. Divisé a Izan en una mesa cercana a una ventana. Ambos nos miramos por un segundo. Él me hizo un gesto para que me sentara con él.
-Está bien Byron. Vendrás pero, deja de seguirme, ¿quieres?-Sonrió satisfecho y me dejó irme con Izan para almorzar.
Me deslicé a su lado en la mesa y dejé la bandeja sobre ella. Izan daba un mordisco a su almuerzo sin muchas ganas al parecer. 
-¿Qué haces esta tarde?-Me dijo después de tragar.
-Mmm pues, he quedado, con… Byron.-Me metí un trozo del almuerzo en la boca. Izan permaneció un rato en silencio pero, pronto habló.
-Bueno, tendremos que quedar otro día supongo.
-Lo siento. Cuando llegue voy a buscarte, ¿vale?-Sonrió y ambos terminamos el almuerzo juntos.

Serían las cinco y veinte cuando fui a buscar a Byron a la cancha de baloncesto. En cuanto me vio, se despidió de sus amigos y vino hacia mí. Me dio un abrazo que me pilló desprevenida. Cuando logré soltarme, nos marchamos en su coche hacia el bosque que había a unos kilómetros del instituto. Estaba excitada por llegar allí. Después de tanto tiempo, podría estirar mis alas y echar a volar literalmente.
Abrí la ventana del coche. Dejé que el viento revoloteara a través de mi pelo creando ondas que se movían a una melodía que solo él conocía. No tardamos en llegar. Todo estaba desierto. Nos aseguramos de que no había nadie por los alrededores. Una vez hecho, fuimos a un claro luminoso rodeado de multitud de flores de toda una gama de colores. Byron arrancó una y le dio vueltas entre sus dedos hasta que acabó precipitándose al suelo sin ningún ruido ni perturbación. Me coloqué en el centro de aquel claro. Cerré los ojos y dejé que el sol me iluminara mientras mis alas rasgaban la tela de mi camiseta y se desplegaban sin ningún miramiento. Sonreí satisfecha. Oí a Byron acercarse y volví un poco la cabeza mirándole entre las plumas de mis alas. Su mirada se encontró con la mía. Parecía asombrado de ver aquello. Avanzó un poco más y dudó sobre si podía tocar las alas o no. Hice un gesto con la cabeza para disiparle las dudas y extendí un ala en su dirección. Las bellas plumas se mecían con la brisa que allí corría. Su mano no tardó en posarse en ella. Sentí sus dedos recorrer desde mi espalda hasta la punta de mi ala; sin embargo, aquella sensación me gustó. Un escalofrío de placer recorrió mi cuerpo. Aleteé un poco y me aparté de golpe. Byron no comprendió entonces pero, al verme mirar hacia arriba, lo entendió. Me impulsé un poco y por tan solo unos instantes no pensé en nada… solo volé.
Supongo que todo lo bueno no dura porque, instantes después de emprender el vuelo y perderme en mis pensamientos, algo me detuvo. Apenas fue audible pero, lo suficiente como para que mi mente reaccionara. Di la vuelta lo más deprisa posible. Byron estaba tirado en el suelo despreocupado. Se incorporó cuando me vio. Justo cuando puse los pies en tierra, apareció entre la maleza. Una única frase se repitió en mi cabeza por unos segundos que parecieron eternos: “Protégelo. Es lo único por lo que estás aquí”. 

No hay comentarios: