The Edge Of Glory. Capítulo 22


Capítulo 22. Lexi.

El calor era agobiante. Izan me dijo que el aire se había estropeado hacía poco, así que no podía hacer más que bajar las ventanillas. Aunque me sentía mejor, decidí hacerme una coleta con la gomilla que solía llevar en la muñeca. Algunos mechones quedaron fuera pero, era mejor que nada. La explanada de fuera del instituto estaba llena de caras conocidas. En realidad, echaba de menos a Georgia. Tenía ganas de verla pronto. Abrimos el maletero bajo la atenta mirada de varios chicos que se encontraban fuera. Saqué mi equipaje denegándole a Izan su ayuda. Ninguno parecía dispuesto a despedirse. Nos quedamos un rato en silencio, hasta que Izan habló.
-Pasaré esta noche a buscarte. Tengo planeado una cosa que espero que te guste.
-Siempre me dejas con la intriga. No es justo.-Refunfuñé.
-Solo faltan unas horas niña quejica.
Sus brazos me rodearon y depositó un fugaz beso en mi frente. Cogí mi maleta y comencé a andar hacia el instituto mientras Izan sacaba su maleta y cerraba el coche.
-¡Ah, Lexi!-Volví la vista atrás.-Lo de tu cuello, ¿es una mancha de nacimiento o…?-Se había fijado en la pluma. Todos los ángeles nacemos con ella, aunque cada uno la tiene en un lugar distinto. Era algo hermoso.
-Sí. Es bonita, ¿eh?-Sonreí por un momento.
-Bueno, en realidad parece una pluma algo deteriorada, ¿no crees? Aunque para ser una mancha de nacimiento es original y…
Dejé de oír lo que estaba diciendo. Me miré el cuello a través del espejo retrovisor del coche. Creí que me iba a desmayar allí mismo.  Sentí mi cuerpo flaquear debajo de mí. Mis piernas y manos temblaban. Noté a Izan sacudiéndome. Veía su boca moverse pero, no entendía nada. En la lejanía de aquel caos, volví a verla. Aquella maldita sombra que, en esos momentos, parecía reírse. Perdí del todo la noción de lo que estaba pasando a mi alrededor. Tenía los ojos cerrados. Cuando cobré el sentido, estaba en mi habitación. Alguien a los pies de mi cama hablaba. Georgia suponía que seguía dormida. Escuché palabras sin sentido salir de su boca.
-No puedo hacerlo. -A ella no. -Necesito más tiempo maldita sea.
Me incorporé confusa. ¿Estaba hablando con alguien? Examiné la habitación pero no había nadie allí. Sus ojos se clavaron en mí. Su expresión se suavizó inmediatamente y, como si no hubiera dicho nada, me sonrió.
-Me alegra que estés despierta. Menudo susto nos has dado.
-¿Qué me pasó?
-Te desmayaste. Izan dijo que de pronto te pusiste a temblar y ¡plaf! Luego te trajo aquí y yo te he estado cuidando. Me debes otra creo jaja.-Ahí estaba mi amiga Georgia de nuevo.
Recordé la marca. Me llevé la mano al cuello instintivamente y vi los ojos de Georgia seguir el camino de mi mano. Apartó la vista y se levantó.
-Anda, vete cambiando. Izan te espera para una cita según me ha dicho. Ya me contarás que hicisteis el fin de semana pequeña.-Me guiñó un ojo y salió por la puerta dejándome sumida en mis revueltos pensamientos. “Tal vez…no, no podía ser”. 

No hay comentarios: