The Edge Of Glory. Capítulo 16, parte 1.

Capítulo 16. Lexi. Parte 1.

Izan me había propuesto dar un paseo por la zona para conocerla un poco. Abrí el armario en el que había guardado la ropa que traje para el viaje. Suerte que Georgia también me ayudó con esto.  Saqué una camiseta azul marino que dejaba mi hombro y un poco de mi barriga al descubierto con un texto que decía “Addicted to love”, unos pantalones cortos vaqueros y unas botas. Bajé las escaleras casi sin pisar los escalones. Izan me esperaba fuera. Estaba tumbado en una hamaca que estaba colgada entre dos palmeras. Un sombrero de paja le tapaba la cara. Me acerqué sin hacer ruido y giré la hamaca haciéndole caer. El sombrero acabó puesto en mi cabeza. Izan se masajeaba la zona donde se había dado aguantando la risa, mientras yo me reía sin parar. Le ayudé a levantarse sin esfuerzo y empezamos a caminar al lado de las calles y tiendas. Tras multitud de escaparates se escondían antigüedades, ropa, comida, libros, salas de recreativos, discotecas… la verdad es que había un poco de todo.
Caminábamos sin un rumbo fijo por las agitadas calles de Jacksonville. Izan andaba junto a mí algo distraído. Intenté adivinar en qué se le pasaba por la cabeza en esos momentos pero, era un intento inútil. De pronto se paró y miró a un lado.
-¡Anda mira! ¿Has visto eso?-Mientras sus palabras se deslizaban fuera de su boca, sus dedos se deslizaron entre los míos y me sujetó firmemente la mano. Intentó disimular una sonrisa y sus ojos seguían mirando el estúpido cartel que había señalado segundos antes.
-Un poni. Genial.-Fingí entusiasmo.-Te compraré uno, aunque no sabía que te gustaban.
Sus mejillas se tornaron algo rosadas y me siguió la corriente. –Pues sí. Los adoro desde pequeño. ¡Quién no querría levantarse un día, subirse a su poni y salir trotando con él hasta la cocina! Es el sueño de cualquiera persona normal.-Bufó fingiendo estar indignado.
-Oh, perdona. No quería herir tus sentimientos.
Seguimos caminando tranquilamente mientras se hacía poco a poco de noche. Izan paró en una pizzería a tomar algo. Pedimos una pepperoni con queso. Yo esperaba en la mesa mientras Izan se quedó en un taburete al lado del mostrador hablando con un señor mayor que le relataba alguna aventura de cuando él era joven. Me quedé un rato mirándole. Sus pequeños rizos rubios se mecían a causa del aire acondicionado. Sus ojos verdes centelleaban alegres y vivaces. Aquella sonrisa suya… todo él hacía que me volviera a cada segundo más frágil, más descuidada, más perdida.
Mi móvil empezó a sonar. Gracias a la madre de Byron que me lo regaló hace poco tiempo pude ver quién era.
-¿Byron estás bien? ¿Pasa algo?
-Estoy bien tranquila. Eres tú la que me preocupa. Hace poco estaba en una cafetería que hay al lado de casa y unos tipos con capucha se me acercaron.
-¿Con ca-capucha?-Noté que se me erizaba el vello de los brazos.-¿Te dijeron algo?
-Preguntaron sobre ti. Decían que te habías condenado tú sola o no sé…dijeron cosas muy raras. Lexi, ¿qué coño está pasando?
Se acabó. Sería cuestión de tiempo que me encontraran y, entonces…todo se acabaría.
-¡Lexi!
-Lo siento. Byron no pasa nada, ¿vale? No te preocupes. Tengo que dejarte. Adiós.-Colgué el teléfono y salí a tomar aire. Intenté relajarme. Inspiré y expiré pero, de poco me sirvió. El mundo se me vino encima cuando una mano fue a parar a mi hombro. Me di la vuelta asustada. Un chico oculto tras unas gafas de sol me miraba. Habían dado conmigo, estaba segura. Ahora nada tendría vuelta atrás solo…un momento.
-¿Cory? ¿Eres tú?
-Veo que me reconociste enana. Yo también te he echado de menos.-Se quitó las gafas y me dio un abrazo.
Cory fue sin duda el mejor amigo que pude tener mientras recibía m instrucción sobre la protección de los elegidos. Pero ahora estaba aquí y creo que no venía a saludar precisamente.
-¿A qué has venido?-Aunque sabía perfectamente la respuesta.
-No estoy “de servicio”. Puedes relajarte. Pero si vengo a decirte que…has sido valiente. La verdad, nunca pensé que la chica que cumplía todas las reglas a rajatabla fuera la primera en romperlas cuando encontrara a un chico que la hiciera olvidarse de lo que viene después. Lexi, mira me alegro por ti, muchísimo pero, no quiero ver que te conviertes en uno de ellos. Son escoria. Dan asco. Y como sigas así, ya sabes lo que te pasará.
-¡Lo sé! No quiero convertirme en nada. Antes moriría y tú bien lo sabes pero, ¿qué hago? No puedo dejarlo todo ahora. No quiero.
-Ya, lo sé. Ándate con ojo. Podrían venir dentro de 5 segundos, dos días o quién sabe.
-Pero Hunter y los demás…
-No son Hunter y los otros los que deben preocuparte. Más bien los “otros”. Ya no es asunto de los nuestros. Lexi, ¿no llevas unos días algo raros? Te fallan los poderes, estás cansada…Cosas de esas. Quieras o no, ya eres más uno de ellos que de nosotros.
No pude reprocharle nada. En parte porque se esfumó rápidamente, pero también porque tenía razón. Ya no era del todo yo. Había comenzado algo que no tendría marcha atrás. Aunque sí una única vía de escape. Morir.

4 comentarios:

Marta Santana dijo...

Hola tocaya jaja. Te sigo ¿vale? Me gusta mucho, pasate por mi blog y si te gusta sigueme :D! Un besito ♥
http://martasantanaruiz.blogspot.com

Marta. dijo...

Jajajaja anda, tengo una tocaya seguidora Ö

muchas gracias guapa :) ahora mismo me paso y te sigo! besitos ♥

My Stroy dijo...

Me encanta, aunque pobre Izan :( jajajaja
Espero el próximo
Un besitoo

Marta. dijo...

Gracias My Stroy :D en unos días subiré el próximo :) besos ♥