Vamos creando nuestro ligero mundo, una vida de cristal. Frágil por su propio peso, variable por la simple brisa, que a su paso, crean los demás, quebradiza a la hora de avanzar. Una acumulación de tiempo, de sentimiento y de recuerdos. Desgaste del alma, heridas en el corazón y caemos al olvido sin querer.
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